«Siempre había querido hacer un wéstern». Ibai Abad (1985) ha cumplido una de sus fantasías como cineasta con Escanyapobres, novela decimonónica de Narcís Oller que lleva a la pantalla con los códigos visuales de las películas del Oeste. Los paisajes mediterráneos de Cataluña y la Comunidad Valenciana sustituyen al Valle de la Muerte en esta historia de ambiciones y redención entre masías que protagoniza Àlex Brandemühl y que forma parte del catálogo de Feelsales, la agencia de ventas de The Circular Group. Sobre estreches presupuestarias, próximos proyectos e inteligencia artificial se explaya el director en esta entrevista, en la que aconseja a aquellos que quieran ponerse tras las cámaras que, antes de hacerlo, se empapen de vida y no sólo de cine.
- De un romance indie (The Girl from the Song, 2017) estrenado en Netflix a un wéstern mediterráneo (Escanyapobres, 2024). Menudo cambio, ¿no?
[Risas] Sí y no, porque, aunque las dos películas son de temática y contenido muy distintos, las dos me han llevado a rodar una historia turbulenta de ‘amor’ en mitad del desierto. Una en Nevada y la otra en Cataluña y Valencia. Se ve que me van los paisajes áridos… aunque mi nueva película, que estoy levantando, ocurre en la Antártida, así que es hora de dar un tumbo de escenarios.
- ¿Cómo surge la idea de llevar a la pantalla una de las grandes novelas del realismo catalán? ¿Estabas familiarizado con la historia?
El libro de Escanyapobres lo descubrí en el colegio, como libro de lectura obligatoria. En su momento no me llamó mucho la atención, básicamente, porque era una obligación. Pero años después, con toda la crisis financiera de 2008, me di cuenta de que la temática de la novela estaba más de relevancia que nunca, con todos los bancos apropiándose de las casas de la gente que no podía pagarlos, como el escanyapobres.
- ¿Por qué decidiste adaptarlo en forma de wéstern? ¿Tenías claro que Àlex Brandemühl debía ser el protagonista?
Porque siempre había querido hacer un wéstern (mi padre era el único tipo de pelis que veía… ya sabes, daddy issues [risas]) y porque la novela tenía muchos elementos del wéstern, como la llegada del tren, la conquista de lo salvaje y la llegada de personaje que huye de un pasado oscuro y quiere encontrar la redención. Fue muy fácil hacer el match entre la novela y el wéstern.
Y sí, tenía muy claro desde el inicio que quería que fuese Àlex, por la mezcla de atracción fascinante y oscuridad misteriosa que desprenden, sobre todo, sus ojos. Por eso, enseguida quedé con él para que se sumara al proyecto.
- ¿Durante cuánto tiempo se extendió el rodaje? ¿Cómo elegisteis las localizaciones?
Pues muy poco, la verdad. El rodaje duró solo 21 días, porque no teníamos presupuesto y mucho menos para una peli de época, así que tuvimos de hacer malabares para meter todo en este tiempo y, aun así, muchas cosas del guion fueros eliminadas y cortadas antes de rodaje. Una pena, la verdad.
El tema de las localizaciones fue una mezcla de necesidades de las subvenciones (teníamos que rodar sí o sí en Cataluña y la Comunidad Valenciana) y de muchas horas buscando con Google Maps y con el coche. Buscábamos algo muy concreto: paisajes del imaginario wéstern, pero que también fuesen característicos del Mediterráneo. No queríamos tener una postal de spaguetti wéstern tipo Almería, con los típicos escenarios americanos.
- Escanyapobres forma parte del catálogo de Feelsales, agencia de ventas de The Circular Group. ¿Cómo valoras el trabajo de distribución que están llevando a cabo con la película, que compitió en la sección oficial del BCN Film Fest 2024 y ha integrado también la programación de otros festivales?
De momento bien. Sé que es una película difícil, muy de nicho por el género wéstern y en catalán, pero este año poco a poco se empieza a mover. Sí que me gustaría que hiciera más circuito internacional porque solo viaja a un festival en Nueva York, pero el resto de festivales son aquí en España.
- Además de largos de ficción, has firmado cortos, trabajos publicitarios, documentales y series de televisión. ¿Qué te aporta cada formato?
Aprender, aprender y aprender. Cada lenguaje audiovisual tiene su propia idiosincrasia y eso es lo que resulta interesante de incorporar a las propias herramientas que uno tiene. Sobre todo, si las mezcla y pones a dialogar los distintos formatos en una misma pieza. Aunque últimamente he dejado la publicidad más de lado (es muy sufrida, desagradecida y terminas renunciando a tu código ético como persona muy fácilmente), así que ahora me he centrado a explorar la narrativa con series y películas.
- También has explorado el mundo de la realidad virtual. En un mundo en el que el uso de la inteligencia artificial va camino de convertirse en algo cotidiano, ¿cómo crees que el cine y el audiovisual deben hacer frente a esta irrupción tecnológica?
Creo que como todas las herramientas que han ido apareciendo a lo largo de la historia, el arte debería incorporar las IA como una más. No dejan de ser extensiones de nosotros mismos que agilizan ciertos procesos, pero al final sigue habiendo unos humanos eligiendo, creando e interactuando con las IA. Tengo muchos amigos de profesión que está asustados con las IA (y es obvio que tienen motivos), pero creo que es porque no han probado a incorporarlas en sus procesos creativos ni han visto todas sus posibilidades, solo le tienen miedo porque es algo nuevo, desconocido y con posibilidades de cambiar el paradigma de la creación o el mundo del audiovisual donde ya habían conseguido hacerse un hueco. Tienen miedo de perder eso, no de las IA.
- Estudiaste en la ESCAC, de cuyo máster eres profesor. ¿Qué consejo le darías a un joven que quiera dedicarse al cine?
Que no se dedicase al cine… no, es broma, pero lo que sí le diría es que se empapara de todo menos de cine. Cuando terminé la ESCAC (a los 21 años) sabía mucho de cine, pero de nada más. Así que me alejé y me puse a vivir, viajar, equivocarme… y es cuando empezó a surgir una pequeña semilla, una tímida voz propia que empezaba a saber de qué hablar, y poco a poco va cogiendo fuerza. Saber filmar, mover la cámara… no te hace saber de cine o contar historias, eso solo se aprende viviéndolas.
- ¿Qué tres películas o directores te han marcado?
The Dreamers (Bernardo Bertolucci), The Master (Paul Thomas Anderson) y Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore). Ruben Östlund, P. T. Anderson y Fellini.