Entrevista a Paula Palacios

Dice Paula Palacios que viajar desde pequeña con su familia le hizo preguntarse por qué existen fronteras en el mundo. En torno a esta cuestión, la documentalista madrileña ha tejido una filmografía que transita por los avatares de la migración, con el ojo puesto, sobre todo, en Oriente Medio, y que tiene en Mi hermano Ali su último añadido. Rodada a lo largo de doce años, la película, incluida en el catálogo de Feelsales, acompaña a Ali, un joven refugiado somalí, en su periplo desde una prisión ucraniana hasta Estados Unidos, una odisea que la realizadora comenzó a filmar sin llegar a imaginar que terminaría por convertirse en un proyecto de semejante envergadura. Con vistas a su estreno mundial en la Semana Internacional de Cine de Valladolid, donde competirá en la sección Tiempo de Historia, Palacios charla con The Circular Group sobre la evolución de un proyecto que le reportó el título de Cineasta Emergente Global otorgado por la International Documentary Association (IDA) y Netflix, sobre la delgada línea que separa la realidad de la ficción y sobre una futura película basada, nada menos, que en un guion de Carlos Saura. Ahí es nada.

  • Durante la fase de producción, la película obtuvo el Premio IDA / Netflix a la Directora Emergente Global, el Premio al Mejor Documental en Ventana CineMad, el Premio Music Library & SFX – Docs Barcelona Rough Cut Pitch y fue seleccionada como proyecto en CIMA Mentoring, en la Sección Cannes Docs Spotlighted Projects y en Abycine Lanza WIP. ¿Cómo ha sido el proceso para lograr esos respaldos? ¿Qué te han aportado a la hora de afrontar el rodaje de Mi hermano Alí? 

Tener apoyos durante el proceso de producción de una película es muy importante, pero además, cuando se trata de una producción a lo largo de tantos años y un proyecto tan personal, ver que interesa en tantos foros y tan diversos, es alentador para seguir invirtiendo esa energía que los proyectos tanto necesitan. En el caso del Premio IDA / Netflix a la Directora Emergente Global fue realmente especial, porque no es algo a lo que me presenté, sino que recibí una llamada desde Los Ángeles diciendo que el proyecto había sido seleccionado y luego otra posterior diciendo que había ganado el premio. Todavía hoy no sé cómo tuvo lugar esa selección. Este premio no era un pitch o un forum, sino que además de una ayuda económica, me invitaron a Los Ángeles para poder hacer networking con la comunidad documentalista internacional y fue una experiencia increíble. Creo que los pitch hay que cuidarlos mucho porque hay una tendencia a «pitchear» nuestros proyectos todo el rato y en eso sí que creo que he aprendido mucho con esta película. Es un equilibrio difícil de conseguir porque lo ideal es «pitchear» hacia el final del proceso, cuando la película ya está clara, pero los apoyos a lo largo de los años, como decía al principio, dan confianza y también son necesarios. Cada película es un mundo y hay que ir tomando decisiones a medida que cada proyecto los demanda. 

  • En este sentido, ¿cómo ha sido el trabajo con Feelsales, la agencia de ventas internacionales de The Circular Group, en cuyo catálogo está la película?  

Feelsales ha ido haciendo seguimiento del proyecto en todos esos foros donde lo íbamos presentado y se mostró interesada desde el principio. La verdad que al acompañar un proyecto durante tanto tiempo, el momento en el que delegas las ventas internacionales es muy importante y más para una película como esta, que creemos que tiene una proyección internacional interesante. Apostar por tener de aliados a una agencia de ventas internacional que sabía de la evolución del proyecto y que había apostado desde el principio por él, nos ha dado tranquilidad. Confiamos mucho en su trabajo y que sabrá cuidar un film en el que hemos puesto tanta dedicación y cariño.  

  • Ucrania, España, Catar, Arabia Saudí, Estados Unidos… El documental acompaña al protagonista a lo largo de su periplo tras escapar de un país en guerra y alterna imágenes filmadas por ti con otras grabadas por el propio Alí. ¿Cómo diseñasteis la planificación para abordar tantas localizaciones? ¿Cómo fue luego ‘componer’ la película en la sala de montaje? 

El montaje ha sido clave y se empezó a hacer casi desde el principio. Como decía antes, nunca imaginamos las vueltas que daría la vida o más bien, las vueltas que daría Ali y que acabaríamos grabando en tantos sitios y esa sorpresa constante forma parte del dispositivo de la película. Esa es en parte la historia que cuenta Mi hermano Ali. No hubo planificación, por tanto, para las localizaciones, pero sí que el hecho de darle una cámara a Ali hizo que yo me sintiese más tranquila al saber que mientras no estaba con él, Ali grababa y cuando yo iba a grabarle, entonces Ali no grababa. Hasta que eso un día cambió y Ali comenzó también a grabarme, lo que hizo que yo también formase parte de la película. Ese giro fue el que hizo que tuviese que coordinarme más con Ali, lo cual, como se ve en la película, no siempre fue fácil. 

  • Tu filmografía aborda temáticas sociales, con especial incidencia en el fenómeno de la migración. ¿Por qué este tema? 

Me gusta la aventura y me siento privilegiada de poder viajar y de haberlo hecho desde siempre, desde pequeña, gracias a mis padres. Por ello es que cuando crecí y vi que había fronteras, pasaportes, diferencias… quise entenderlas para poder aceptar el hecho de que no hay libre circulación de personas en el mundo. Me sigue costando mucho trabajo entenderlo, a pesar de dedicar tanto tiempo y esfuerzo al tema de la migración. Todo lo que no entendemos nos fascina y la suerte o mala suerte de nacer en un lugar u otro del mundo y que eso determine tanto en nuestras vidas, me tiene completamente enganchada. 

  • ¿Te has planteado dar el salto a la ficción? 

Sí. Estoy trabajando en mi primera película de ficción como guionista y directora. Es una producción de A Contracorriente Films y estamos en estos momentos en pleno desarrollo. Por otra parte, estoy trabajando en otra película que también está en desarrollo, Amor de Dios, un guion original de Carlos Saura. Estoy feliz porque recientemente se anunciaba que este proyecto ha sido seleccionado en el Programa Residencias de la Academia de Cine 2024/2025. 

  • Precisamente, en los últimos años, se aprecia una tendencia en el documental a estas narrativas híbridas o a la composición de historias ficcionadas con material de archivo real. ¿Cómo valoras esta progresión? 

Creo que tenemos una necesidad al formateo constante y por tanto parece que necesitamos describir todo el rato, lo que es un documental y lo que es una ficción, cuando en realidad los límites entre ambos se traspasan y lo han hecho siempre. Creo en la libertad creativa que mejor convenga a contar una historia y si para ello hace falta ficcionar una escena en un documental o al revés, trabajar en ficción de manera a que parezca un documental, no veo inconveniente. 

  • Estrenas la película en la sección Tiempo de Historia de la 69 Seminci, un festival en el que presentaste tu corto La carta de Zahra en 2017 y tu película Cartas mojadas en 2020. ¿Qué supone para ti volver al festival vallisoletano? 

Es un festival muy acogedor que tiene un público que valora el cine y en especial, el cine independiente. Para mí regresar a Tiempo de Historia con Mi hermano Ali tras haber estrenado en esa sección mi primer cortometraje documental hace que el estreno sea doblemente especial, me siento como en casa. Además, la última vez que fui fue cuando llevé Cartas mojadas tras el premio del público en el Festival de Málaga y estábamos en plena pandemia. El cine estaba lleno, dentro de lo que permitían los límites de aforo por el COVID y me quedé con ganas de poder charlar de forma más cercana con el público. Mi hermano Ali es una película que se presta mucho al coloquio y de eso tengo muchas ganas en Valladolid. 

  • Y, ya para terminar, ¿qué tres películas y qué tres directores te han marcado? 

Forrest Gump de Robert Zemeckis, Soñadores de Bertolucci y La vida secreta de las palabras de Isabel Coixet.

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