Pocos oficios más ingratos que los relacionados con la producción. Fundamentales para que todo salga como tiene que salir, pero siempre en segundo plano, entre bambalinas. Y es que, «cuando la producción es la protagonista, significa que algo no está funcionando bien», según reconoce Natalia Montoya, con más de veinte años de experiencia desde Great Ways y responsable de las galas de festivales como la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) y el Festival Internacional de Cine de Almería (FICAL), que, en esta entrevista, nos ofrece las claves de un trabajo que abarca desde la escritura de guiones y escaletas hasta la puesta a punto de los focos; una labor siempre abierta a la improvisación en la que, como confiesa, los responsables del evento pueden llegar a pedir que un león marino haga las veces de asistente.
- Entre las acciones que llevas a cabo, está la organización de galas en distintos festivales. ¿Cuándo comienza a prepararse una gala?
Lo ideal es comenzar la pre-producción con unos tres meses de antelación. El primer paso es contratar al equipo de profesionales que trabajarán en el evento. Contamos con un personal más o menos fijo en producción y regiduría con quien llevamos trabajando muchos años y nos entendemos a la perfección. La parte artística (presentación, iluminación, escenografía…) varía según el diseño de cada evento.
- ¿Quién se ocupa de la escaleta y del guion?
La dirección del festival marca las directrices a seguir en las galas, el tono y muchas veces, también los contenidos. Después dirección artística de gala trabaja sobre estas líneas, propone invitados, actuaciones y diseña escaleta. El guionista entra una vez decidida escaleta y contenidos, aunque en algunos festivales se unifica la figura de dirección y guion.
- Acabáis de organizar las galas de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) y de FICAL (Festival internacional de cine de Almería). ¿Cuánta gente se necesita para organizar un evento de este tipo?
Como equipo fijo solemos ser unas dieciocho personas para cubrir puestos de dirección, guion, regiduría, producción, coordinación técnica, presentadores, iluminación, escenografía, edición, grafismo, intérpretes… Luego hay que sumar el personal de cada teatro, los diferentes proveedores y los equipos artísticos de las actuaciones musicales. Al final podemos juntarnos unas cuarenta o cincuenta personas.
- ¿Está todo ensayado o cabe la improvisación? ¿Existe un protocolo para casos en los que surja cualquier inconveniente que pueda alterar las previsiones?
Está todo ensayado, aunque lamentablemente, nunca se puede contar con las horas de ensayo realmente necesarias. El único protocolo que existe en caso de contingencia con una gala ya arrancada es comunicarnos con regiduría. En esta situación, esta figura es clave porque es quien está conectada con todos los agentes que participan en la gala. En alguna ocasión, con la gala en marcha, nos hemos encontrado con algún invitado dispuesto a entrar a escenario cuando no estaba contemplado en guion ni escaleta. En este caso, fue regiduría quien tomó la decisión de qué debíamos hacer.
- ¿Qué es lo más raro que os han pedido para una gala?
Recuerdo una inauguración de Documenta Madrid en el lago de Faunia, con un espectáculo de natación sincronizada. La presentadora estaba en una plataforma en medio del agua y un león marino debía llevarle el sobre con sus tarjetones.
- Dicen que una gala sin fallos es como un campo sin flores ¿Cuál crees que es el peor error que puede suceder en una gala?
Sin duda, que se anuncie a un premiado por equivocación. Esto puede ocurrir porque la tarjeta del premio sea errónea o bien porque la persona responsable de anunciar el premiado lea mal. Pero bueno, es algo que ha ocurrido hasta en los Oscar, acordaros del año de Moonlight y La, la, land. Que, por cierto, me encantó la manera que tuvo la Academia de asumir el error: al año siguiente Beatty y Dunaway volvieron a entregar el premio a la mejor película.
- Pese a lo fundamental que resulta en cualquier proyecto, la producción parece estar siempre en un segundo plano. ¿Es necesario visibilizar esta labor?
Considero que la producción debe mantenerse en segundo plano, cuando la producción es la protagonista significa que algo no está funcionando bien. Mi manera de entender la producción es trabajar muy fuerte la planificación para llegar al día del montaje con todas las necesidades de cada departamento cubiertas. También cuidar a los equipos de trabajo para que todo el mundo esté cómodo en el proyecto. Si no se consiguen estas dos cosas, la gente se quejará de lo mal que está funcionando la producción.
- Para finalizar, no podíamos dejar de preguntarte por tu película favorita, aquella que puedes una y otra vez sin cansarte de ella.
Es muy difícil elegir sólo una porque son muchísimas las películas y los cineastas que me han marcado. Pero si tengo que pensar en un par de títulos me remontaré al principio de todo, la infancia, porque es cuando te estás formando como persona y, en este caso, como espectadora. La película que recuerdo haber visto más veces de pequeña y que conozco de memoria es El pequeño salvaje de François Truffaut. La emitieron en Pista libre (programa de TVE de los sábados por la mañana). Me sonaba muy amable el nombre de este director, así que pasé a otra película suya protagonizada también por un niño, Los cuatrocientos golpes. Me costó más entenderla, pero me dejó un poso tan grande que todavía hoy, cuando vuelvo a verla, me transporto a los sábados por la mañana en el salón de mi infancia.